“Todo lo que sé sobre novela negra”
P.D. James
Aquí os traigo algunos consejos de la escritora P.D.James sobre lo que debe tener una buena novela. En su caso, habla fundamentalmente de novela negra, pero creo q la mayoría de sus reflexiones se pueden aplicar a cualquier tipo de novela que pretendamos resulte clara y amena.
En primer lugar, James da una importancia capital al contexto.
Los lectores sumamos nuestra imaginación a la del escritor a partir de sus
palabras y descripciones, consiguiendo que nos hagamos una imagen mental propia
de las personas y los lugares. El lugar, al fin y al cabo, es donde los
personajes representan sus tragicomedias y sólo cuando la acción se halla bien
anclada a una realidad física nosotros conseguimos adentrarnos por completo en
ese universo que ellos habitan. Si los personajes no resultan convincentes la
novela no tiene vida, pero el contexto es donde esas personas viven y
desarrollan su historia y nosotros necesitamos ver a través de sus ojos,
recorrer sus caminos, habitar sus casas, para conseguir identificarnos con
ellos.
Es conveniente que el contexto se nos muestre a través de la
percepción interna de algún personaje y no solo mediante la voz del narrador,
de tal forma que lugar y personaje interactúen. El contexto puede establecer
desde el primer capítulo la atmósfera de la novela (misterio, terror, humor, etc.).
Según algunos autores, en la novela negra el cadáver debe producir
impacto no solo por ser un cadáver, sino también porque se encuentre fuera de
lugar, en un contexto pacífico y corriente. De esta forma realzamos, por
contraste, el sentimiento de peligro y de terror.
En cuanto al “tamaño” de ese contexto, los novelistas de misterio
siempre han tendido a situar sus historias en una sociedad cerrada, lo cual
tiene sus ventajas: la mancha de sospecha nunca puede extenderse demasiado, si
queremos que todos los sospechosos queden bien dibujados y sean verosímiles, por eso muchos novelistas desarrollan sus historias en una pequeña población. Por
otro lado, la irritación que puede surgir de la intimidad involuntaria puede
suscitar celos, animadversión y resentimientos.
El relato detectivesco no es irracional ni romántico, las pistas
están ancladas en la realidad y las pequeñas cosas de la vida cotidiana. Por lo
tanto, deberemos documentarnos sobre el país, la época o la sociedad donde
transcurren, si no estamos familiarizados con ellas.
El entorno íntimo del detective también es importante. Muchas veces
es como el lugar seguro y acogedor de la mente desde el que el lector se
aventura al encuentro del asesinato y el peligro, y al que regresa en busca del
calor y la comodidad hogareños.
En segundo lugar, deberemos elegir un punto de vista. El
problema concreto en las novelas de misterio es que, según la tradición, jamás
debe permitirse al lector seguir los pensamientos del asesino. Sin embargo,
sabemos que se pueden ensayar excepciones a la regla, a pesar de la dificultad
de hacerlo de otro modo.
El narrador en primera persona tiene la ventaja de la cercanía y
de la identificación y la empatía del lector. También da mayor verosimilitud al
relato. La desventaja es que el lector sólo sabe lo que sabe el narrador y sólo
experimenta sus vivencias. Un tipo intermedio sería el de Watson, narrador no protagonista.
Su visión es menos restrictiva, aunque corremos el peligro de que el personaje
se vuelva demasiado importante e interesante.
También podemos narrar la historia a través de cartas, o de las
voces de otros personajes. El punto de vista que utiliza la autora se divide
entre el narrador, que registra los sucesos con cierta distancia, y la mente de
los diferentes personajes para ver a través de sus ojos, expresar sus emociones
y oír sus palabras. La novela así gana en complejidad, además de poder
introducir unos toques de ironía. Aún así, lo que nunca conviene es cambiar el
punto de vista dentro del mismo capítulo.
D.L. Sayers, en “Los documentos del caso” narra la historia a
través de varias cartas de un joven que vive en la misma casa que el matrimonio
protagonista, otros de los implicados, el asesino y los informes de prensa
donde se exponen de manera detallada las pruebas reunidas durante la
investigación.
En cuanto al aspecto estructural la novela negra presenta
problemas técnicos relativos a la construcción de una trama que sea verosímil y
emocionante, en un entorno que resulte real a los lectores, y con personajes
creíbles que afrontan el trauma de una investigación policial. De esta manera,
para la autora representa un aprendizaje ideal para alguien que pretenda ser un
novelista bueno y serio.Respecto a los personajes, la primera elección suele ser la del detective: si es profesional o aficionado, su sexo, si tiene un carácter excéntrico o realista, y dotarle de características que le hagan atrayente para el lector. Otro personaje importante y que, se desarrolle o no, debe estar plenamente “vivo” y tangible, es la víctima, ya que es el catalizador del núcleo de la novela y muere por ser quién es, por ser lo que es y estar donde está, y por el poder destructivo que ejerce sobre la vida de, al menos, un enemigo desesperado. No conviene tener más de cinco sospechosos, porque serían difíciles de manejar; el deseo de vengar, proteger o salvar a alguien muy querido siempre constituye un móvil creíble y un tipo de asesino hacia el que podríamos sentir cierta simpatía. Uno de los mayores atractivos del género es que estudia un grupo de seres humanos sometidos al estrés de una investigación que los desnuda.
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