SERLOCK HOLMES Y MAIGRET:

Difícil y aburrido, a no ser que cada uno tenga una personalidad
propia, distinta, que unos creadores
de la talla de Conan Doyle y de Simenon hayan sabido mostrarnos lo que hacen y
dicen, se hayan molestado en definirles con cuidado y atención, como Homero a
su Ulises.
Y, desde luego que lo han conseguido, porque Holmes y Maigret son dos
personalidades totalmente distintas: tienen distintas formas de actuar, una
visión del mundo distinta y rasgos psicológicos propios.
En primer lugar, veamos cómo actuan para resolver un crimen.
Por un lado, HOLMES es un cerebro izquierdo, analítico y racional.
Sólo se fía de los indicios materiales. Ante un crimen se pregunta ¿qué
ha pasado aquí? Es el hombre que va buscando con su lupa un pelo,
una huella, insignificante para otros, pero que él analiza como un científico.
Vemos que el método que sigue Holmes para resolver un caso es deductivo:
tiene que encontrar indicios materiales, y poner en marcha su extraordinaria
inteligencia y estudios para colocar cada elemento en su sitio y resolver la ecuación.
Veámosle en acción en la novela
“Estudio en escarlata”:

Por el contrario, el COMISARIO MAIGRET es un cerebro derecho,
sintético: busca captar los móviles ocultos. Ante un crimen se
preguntará ¿por qué ha pasado?
Maigret utiliza un método inductivo. Intenta remontarse al origen
de los acontecimientos, comprender al criminal.
A veces un gesto a otro sospechoso, una palabra durante el
interrogatorio, le dan la clave que necesita para encontrar un móvil o un
culpable. Las pistas que busca son más intangibles que las de
Holmes: tienen más que ver con la psicología de los personajes y sus relaciones
entre ellos.
Veamos cómo trabaja el cerebro de Maigret, en la novela “Maigret en la
audiencia”, después de un interrogatorio a la mujer del sospechoso:
“Estas
y otras cosas, a los ojos de Maigret, equivocadamente o no, prestaban de pronto
una importancia bastante grande al asunto de la niña.
No
llegaba hasta a afirmar que Meurant
fuera inocente. Había visto a hombres tan modestos, tan calmos, tan dulces en
apariencia como él, convertirse en violentos.
Casi
siempre se debía a que, por una razón o por otra, se sentían heridos en lo más
profundo de sí mismos.
Meurant,
empujado por los celos, habría podido cometer un crimen pasional. Acaso habría
podido atacar también a un amigo que le hubiera ofendido. Acaso, incluso, si su
tía le había negado el dinero que tanto necesitaba...
Todo
era posible, salvo, le parecía al comisario, tratándose de un hombre que había
deseado un hijo, ahogar lentamente a una niña de cuatro años”.
En segundo
lugar, ¿tienen los dos colegas una visión del mundo y una psicología
distintas? Pues eso parece.
En sus novelas comprobamos que la mentalidad de HOLMES le hace
dedicarse a esto para poner a prueba su propia inteligencia y extirpar el crimen
(en ocasiones, incluso, se queja de que “ya no existan criminales como los de
antes, sino delincuentes chapuceros”, con los que no puede poner a prueba su
inteligencia), por eso se siente satisfecho cuando resuelve un caso.
La mentalidad de MAIGRET es bien distinta. El pretende comprender
qué lleva al criminal a cometer un crimen. Por eso, en ocasiones, cuando
resuelve un caso ha comprendido tanto al
acusado que se siente aún peor.

Pero, ¿hay más formas de definir al personaje, de darle vida, que
es en realidad lo que nos tiene sorprendidos/admirados/preocupados?
¡Por supuesto! Un personaje vivo es un ser humano dentro de un mundo
propio. vive en una sociedad, en una época y se relaciona con
otros personajes.
Los personajes secundarios son
muy importantes a la hora de definir al protagonista. Holmes y Maigret, por
ejemplo, no serían nada sin sus antagonistas: es decir, los criminales, y sin
sus colaboradores (¿Hay colaborador más famoso que el doctor Watson?).
Porque se supone que, cuando hablamos de grandes personajes nos
referimos sólo a los protagonistas...¿o no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario