martes, 14 de junio de 2011

ENTREGA DE LOS PREMIOS DE POESÍA "LA PLUMA EN VERDE"



De nuevo de fiesta, celebrando la poesía y a los buenos poetas que son reconocidos. Esta vez nos tocó pasarnos por Leganés, donde se entregaron el día 10 los premios de poesía "La pluma en verde".
El primer premio ha recaído en "Perdida Luz de los domingos", de Juan José Vélez Otero, y el segundo en "Besos y espinas", de Pilar Merino Martínez, a quien ya conocemos de otros importantes premios ("Ignacio Aldecoa de Relato", "Ciudad de Tomelloso", etc.).
Una bonita sorpresa fue el libro que los organizadores han editado con los poemas ganadores y los finalistas, entre los que hay alguno que me ha gustado especialmente, como "Los decapitados", de José Vicente Mirales Piles, o "Animalitos", de Marcos Pérez Cardoso.
Y, como no podemos traerlos aquí a todos, os traigo al menos los estupendos trabajos ganadores.





PERDIDA LUZ DE LOS DOMINGOS

Aquellas películas
tenían la luz dudosa
de las tardes de invierno,
el sonido indeleble
de los lentos domingos
que expiraban con fútbol
en la radio incesante de la sala de estar.
Tenían sabor a regaliz y almendras,
a paloduz,
a menta en sus vivos
labios de muchacha tímida.
A vees tenían
el acedo sabor de la mesticia.
Aquella películas costaban
lo que cuesta la memoria:
la aventura vespertina
de mi mano torpe
entre sus muslos, la fiesta
de mi temblor callado;
era mi labio ardiendo
en su cuello leve de colonia pobre.
Me gustaba mirar
la luz de la pantalla
reflejada en sus ojos.
Aquel vestido malva,
su cabeza en mi hombro,
el crujido gregario
de las butacas viejas.
Aquellas películas
-ahora lo entiendo-
no eran tristes,
eran sencillamente
J.J. Vélez Otero
como nuestra historia hecha
de mentiras sabidas,
de suelos inciertos,
de proyectos a la nada,
de torpes palabras aprendidas
en las aulas oscuras
y siempre rumorosas.
No eran tristes, eran sólo
películas de olvido y de clemencia;
ventanas 
que daban a las calles del consuelo.

Antigua luz perdida que aún crepita. 

Juan José Vélez Otero.


BESOS Y ESPINAS

Una mujer cruza el pasillo.
No soy yo.
Es una mujer que atraviesa la puerta irrevocable
de una sala de hospital.

Una mujer entra en la consulta.
No soy yo:
Es una mujer que escucha al médico pronunciar palabras:
Tumor, extirpar, cicatriz, prótesis.

Una mujer se queda sorda.
No soy yo.
Es una mujer a la que le sangran los oídos
Porque no quiere escuchar lo que acaba de escuchar.

Una mujer sale del quirófano
No soy yo
Es una mujer que abre los ojos y sonríe
porque sigue viva.

Una mujer regresa a casa
No soy yo
Es una mujer que entra en su dormitorio
Y llora delante del espejo.

Una mujer cicatrizada
Soy yo

Pilar Merino
Es una mujer con una prótesis en el cuerpo
Mi cuerpo
Es una mujer con espina en el alma
Mi alma
Con espinas que caen,
despacio, pero caen,
una con cada beso recibido.

Aunque todos los besos
se los devuelva el espejo.

Pilar Merino Martínez.

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