lunes, 29 de noviembre de 2010

DESPEDIDA A UN POETA REBELDE

Hace un par de semanas murió el poeta CARLOS EDMUNDO DE ORY, tras varias décadas de enseñarnos lo que es escribir sin someterse a reglas, movimientos, modas ni corsés. Quizás decir que fue un poeta rebelde no sea suficiente: mejor leamos algunos fragmentos de sus poemas, para entender  que nunca pretendió otra cosa que ser, simplemente, él mismo. Nada menos.

En un café
He vuelto ahora sin saber por qué
a estar triste en las calles de mi raza
He vuelto a estar más triste que un quinqué
más triste que una taza
No quiero esta tristeza medular
que nos da un golpe traidor en una tarde
Pide cerveza y basta de pensar
El cerebro está oscuro cuando arde.

Amo a una mujer de larga cabellera...
Amo a una mujer de larga cabellera
como en un lago me hundo en su rostro suave
en su vientre mi frente boga con lentitud
palpo muerdo acaricio volúmenes sedosos
Registro cavidades me esponjo de su zumo
mujer pantano mío araña tenebrosa
 tus pechos y tus nalgas de dobles montes gemelos
me brindan la blancura de paloma gigante


 Trituro masco sorbo me despeño
reinando en tus membranas errante y enviciado
nada termina nada empieza todo es triunfo
de la ternura custodiada de silencio
El pensamiento ha huido de nosotros
 las horas se derriten los minutos se agotan
no existe nada más que agonía y placer


Hemos llegado a ser terribles y divinos
Fabricantes secretos de miel en abundancia
Se oyen los gemidos de la carne incansable
En la luz pude ver la expresión de tu faz
que parecías otra mujer en aquel éxtasis

Ebrio hechizado loco a las puertas del morbo
grandiosa la pasión espero el turno fálico


De nuevo en una habitación estamos juntos
Desnudos estupendos cómplices de la Muerte.



Dame                                                                                                                          
Dame algo más que silencio o dulzura
Algo que tengas y no sepas
No quiero regalos exquisitos
Dame una piedra

No te quedes quieto mirándome
como si quisieras decirme
que hay demasiadas cosas mudas
debajo de lo que se dice

Dame algo lento y delgado
como un cuchillo por la espalda
Y si no tienes nada que darme
¡dame todo lo que te falta!

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