domingo, 17 de agosto de 2014

"DEDOS DE MARTINI-DRY" de Marga Mayordomo



El pasado mes de junio se presentó en Madrid el poemario de Marga Mayordomo "Dedos de Martini-Dry", ganador del premio de poesía Joaquín Benito de Lucas de 2014. Un poemario donde conviven la pasión y el desencanto, la sencillez y la grandeza de lo cotidiano, la empatía con el otro, con el que sufre, con el que viene de otra cultura y lucha sin fin. Un poemario donde la autora nos da visiones magníficas de rituales que casi podemos vivir (no olvidemos que es antropóloga), que nos hace viajar a lugares exóticos o a paisajes urbanos y humanos que nos son conocidos y sentidos.
Un poemario como un universo. Una poeta grande que no se pone límite. Comprometida, épica, sensual.
El placer de leerla.


SEDA CHINA ESTAMPADA

La mujer del cuarto de al lado
baja por mi escalera
baja despacio, sabe ondular el cuerpo
saluda.

La mujer del cuarto de al lado
sabe esperar a su esposo
sabe donde yo vivo
solo.

He visitado su sombra
su olor a hierba mojada
el tic-tac de su horas
vacías.

La mujer del cuarto de al lado
ciñe un rojo ciruela en sus tacones de aguja
el agua le recorre
el cuerpo.


He acercado el paraguas, he apagado el pitillo
la lluvia, un gemido, gracias
el vaho de mujer
¡tan cerca!

El nacimiento del pelo, una gota
en sus hombros -textura seda estampada-
se le estremece la blusa.

La mujer del cuarto de al lado
quisiera atrapar la vida.

Un cenicero lleno le espera.



EN BRAZOS DE GIGANTES

En los brazos de la vida aprendí a doblar la cabeza
las veces que fue necesario.

En los brazos del miedo he saltado a los barrancos
siempre empleando la fuerza, siempre a empujones.

En los brazos de mi madre he mamado la vida
la que me repartieron.

En los brazos de mis hijos fui hogaza de pan bendito
para todos y cada uno.

En los brazos del amor, el tuyo, el de los otros
solo he sido una cobaya.



MELANESIA (fragmento)

He comido en su honor.
He bebido en su cráneo.

Escucho la solemne letanía.

Ella ama los vapores pesados que salen del géiser
que calientan la tierra, que ciegan el aire.
Ella sabe de hibiscos, de semillas, de ñames
de su pueblo acosado por el mar y la jungla
de huesos calcinados en la pared de las chozas.

(...)

La mujer del gran hombre ha bajado a la playa
ella puede escuchar el rumor de los sables.
Rodeada de millares de fardos de hojas
y de faldas de tiras
avanza lentamente hacia el centro para arrojar sus riquezas.
Hay zarpazos de orgullo y desdén en sus ojos.
Los tambores proclaman la gloria de un tótem.

El guerrero de escápulas largas se disuelve en su ombligo
en su seno se agita un campo de embriones
en cada poro exuda la guerra
unas gotas le humedecen la fiebre
yo le arropo los pies con las algas.


CUANDO TROPECÉ EN SUS OJOS

Cuando tropecé en sus ojos
inundados de palabras siempre mudas
con un dolor inhumano
encaramado en la espalda, en los hombros.

Sin carcasas primigenias
sin los lenguajes del Logos
así
nos hablamos.

Completamente desnuda
completamente desnudos
así
nos amamos.


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