miércoles, 5 de junio de 2013

COMO CREAR PERSONAJES VIVOS (y IV)


 
Humanidad, personalidad, motivación. Hasta ahora hemos ido viendo que estas características deben tenerlas todos los personajes, si quieren parecer personas, y que el autor les da vida a través de lo que hacen, dicen y piensan, y de cómo se relacionan con el resto de los personajes que viven en su mundo de papel.
Pero el personaje también se define por su relación con las cosas, aparentemente sin importancia, que le rodean. Cómo le afecta el paso del tiempo o de las estaciones, qué objetos le rodean, cómo es su casa, en qué entorno se mueve, qué ropa viste, qué sensación despierta en él determinado olor, compañía, paisaje, como cambia la forma de ver lo que le rodea en función de su estado de ánimo... ¡y muchas cosas más! 
Podríamos hablar mucho acerca de MADAME BOVARY, otro de los personajes más vivos de la literatura, pero la he reservado para este punto, porque Flaubert, a quien lo gustan tanto las descripciones, nos lo pone muy fácil a la hora de buscar ejemplos.
Tomemos dos, de los muchos que podríamos elegir:
Primero, veamos cómo se aburre Emma en su mundo pequeño y provinciano. Aquí tenemos un , un jardín inmóvil, silencioso, triste y feo, como la vida real de Emma:
jardín que es todo aburrimiento
“No se oían pájaros, todo parecía dormir, el espaldar cubierto de paja y la parra como una gran serpiente enferma bajo la albardilla del muro, donde, acercándose, se veía una cochinilla de muchas patas. En las piceas, junto al seto, el cura de tricornio, que leía el breviario, había perdido el pie derecho, y hasta el yeso, desconchándose con la helada, le había puesto en la cara una sarna blanca”. 

Ahora veamos cómo se figura Emma la felicidad, el mundo y el amor ideales en el que desea vivir: En este texto sería un viaje continuo, romántico y lleno de cosas hermosas, como ella desea que sea su vida:

“Al galope de cuatro caballos, la llevaban desde hacía ocho días hacia un país nuevo, de donde no volverían nunca. Caminaban, caminaban, cogidos del brazo, sin hablar. De vez en cuando divisaban de pronto, desde lo alto de una montaña, una ciudad espléndida con cúpulas, puentes, navíos bosques de limoneros y catedrales de mármol blanco, en cuyos puntiagudos campanarios se veían nidos de cigüeña.”

¿Tienen realmente importancia  el triste jardín o el viaje soñado para que Emma y su historia se conviertan en algo real? Por supuesto. Después de todo es precisamente el choque entre el mundo real y el que sueña vivir el conflicto que la llevará al suicidio.  
Emma Bovary: aquí tenemos un gran personaje de mujer , escrito por un hombre. El propio Flaubert dijo "Madame Bovary cést moi" , hasta tal punto había puesto su experiencia humana en su personaje, aunque no compartiera con ella edad, profesión, sexo, y se sentía capaz de ponerse en el lugar de su protagonista.
Y también, si damos marcha atrás, recordaremos que, en anteriores entregas, nos hemos encontrado con una señora inglesa que se pone en la piel de un monstruo, y con un cantor griego, probablemente ciego y analfabeto, que dio vida a un mundo lleno de imágenes y hermosas palabras.
¿Qué conclusión podemos sacar de esto? La de que no hay que hacer caso cuando nos dicen que un escritor sólo puede escribir sobre lo que siente o lo que es: el buen escritor de novela, el buen creador de personajes vivos, no lo es porque haya tenido una vida más interesante que el resto de los mortales, sino por otras virtudes: Capacidad de observación, imaginación y el arte de trabajar las palabras hasta conseguir crear con ellas un personaje real que viva dentro de un libro...

Gustave Flaubert

Si sospecha que ese personaje va a vivir más años que él mismo, se sentirá feliz, como el padre que aspira a que su hijo viva muchos, muchos más años que él. Seguramente Flaubert no imagino que Madame Bovary le sobreviviría tantos.

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